Hace justo una semana, asistí a una invitación para una conferencia magistral, organizada por el Ayuntamiento de Sevilla, a cargo de Rigoberta Menchú Tum, gran mujer, premio Nobel de la Paz en 1992 y premio de Cooperación Internacional, oportunidad que no pude desatender.
Ante una abarrotada audiencia, destacaba su sencillez expositiva, improvisación oratoria, afabilidad, agradecimiento y reconocimiento de las aportaciones que desde el primer mundo se hace hacia los países pobres de la América Latina , especialmente Haití y su país, Guatemala. Recordaba el dato terrible de que al país caribeño, asolado por el terremoto justo hace un año, apenas llega un 10% de los fondos aprobados en los foros e instituciones internacionales.
Nos describía la terrible situación nacional de su tierra rica en recursos, gentes, idiomas, cultura y solidaridad, pero pobre en justicia, reparto de la riqueza y democracia. A partir de ahí, profundizaba en el papel de las culturas indígenas –ella que tanto sabe y sufrió- el deber que por mera humanidad se les debe, y la situación del neocolonialismo actual. Esta nueva forma de globalización llega por todos lados, incluida la ayuda internacional.
Mantenía que es de justicia ayudar a estos países (cómo no desde una perspectiva histórica) donde en esta era se siguen sometidos a una vulneración constante de la vida. Afirmaba que una de las exigencia básicas y de respeto hacia estos países y pueblos indígenas era la de “escucharles”. Que estas comunidades con la ayuda debida pueden salir adelante sin necesidad de excesos de intervención, dirigismo y tecnocracia. Tanto las iniciativas de microcréditos como el fortalecimiento del papel de la mujer se revelaban como ejes muy posibles de superación. Pero todo ello dentro de una participación democrática y pacífica en la sociedad civil (fue candidata a las presidenciales de Guatemala) y con el desarrollo de las municipalidades, dentro de una sociedad desestructurada por la guerra y la opresión siguiente, que originó aún más muertes que la propia contienda.
Destacaba que hay tres enemigos crecientes: el crimen organizado a través de mafias, el narcotráfico y la corrupción social y política asociada a los dos anteriores.
Y, como resumen de su mensaje, “platicaba” sobre la cooperación internacional que es “apolítica” y no interviene en la autoestima de los pobres sino que más bien fomenta la pasividad y la renuncia de los derechos propios de las personas. Esto debe cambiarse, fomentando una conciencia colectiva que supere la desigualdad reinante.
Me recordaba todo ello a su testimonio vital, su libro clave -editado en 1992 por Padilla Libros-Grupo Entorno, S.L.- titulado:
"ME LLAMO RIGOBERTA MENCHÚ Y ASÍ ME NACIÓ LA CONCIENCIA"
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El Gobierno municipal de Llerena insiste, tras 11 años de gobierno socialista monopódico y personalista, que las cuentas van bien, que se paga todo y hay Plan de Saneamiento Financiero que nos asegura y compromete, aunque todos los años se abra concurso bancario y se pidan 600.000 € para operaciones de Tesorería.
Hace ahora un año, con motivo del terrible y desastroso terremoto de Haití, presenté una Interpelación Urgente, con el objeto de que se destinaran 10.000 € de fondos municipales (el Ppto. municipal de 2010 era de 5,37 Mill €) para el desatre de Haití. Ellos que gobiernan con holgura propusieron destinar ¡¡¡1.000 €!!! a los damnificados a través del órgano "institucionalizado" creado por la Junta que se denomina FELCODE. Es decir, que hemos dado 0,16 € o 27,7 ptas por llerenense.
También argumentaban que la Diputación Provincial, que gestionaba su presupuesto del año pasado 138,21 Mill €, ya había aportado ¡¡¡10.000 €!!!.
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