viernes, 28 de junio de 2013

Casco en bicis ciudad: No por favor

En la actualidad hay un debate nacional (pues internacionalmente está superado y desechado) sobre la modificación del Reglamento de Circulación que incluye la obligatoriedad del casco para los ciclistas en la ciudad que el PP está imponiendo para jodernos a los pacíficos ciclistas.

Queda claro, según se dice en las asociaciones de usuarios (integradas en CONBICI), las de ecologistas y muchos partidos políticos (entre ellos I.U.) que existe una gran unanimidad para que su uso sea VOLUNTARIO. No impuesto.

En el pleno de 26/06/2013, Izquierda Unida de Llerena, siendo sensible a las peticiones para que se anule esta imposición, presentó una Moción contra esta obligatoriedad que el Mº del Interior defiende.

Adjunto las argumentaciones y mi defensa de la misma:

Exposición de Motivos

La bicicleta ha experimentado un notable auge en muchas ciudades españolas durante los últimos años, de lo que debemos congratularnos por sus indudables efectos positivos sobre el medio ambiente y la salud pública. La contribución de la bicicleta a un mejor medio ambiente urbano es innegable y su contribución a la mejora de la salud pública ha sido reconocida por la Organización Mundial de la Salud, que recomienda el uso cotidiano de la bicicleta como medida preventiva frente a la obesidad y las enfermedades coronarias. Así lo ha reconocido también la Dirección General de Tráfico (DGT), al incluir el fomento de la bicicleta como medio de transporte preferente entre los objetivos de su recientemente presentado Proyecto de Reforma del Reglamento General de Circulación. Esta reforma contiene numerosos aspectos positivos que favorecen la seguridad vial y pueden ayudar a promover el uso de la bicicleta, especialmente la apuesta por la pacificación del tráfico. Sin embargo, el borrador incluye una medida excepcional en nuestro entorno europeo, cuyo efecto global sobre la seguridad del tráfico, la salud pública y la mejora del medio ambiente urbano es discutible. Esa medida que contraría la demanda en su uso es la obligación de utilizar casco para circular en bicicleta por la ciudad.

El casco ciclista es una medida de la que no cabe esperar una reducción de la accidentalidad ciclista sino, en todo caso, una reducción de los peores efectos de dicha accidentalidad; en especial, de la mortalidad o del número de accidentes graves producidos por heridas cráneo-encefálicas. Hay que decir, en todo caso, que dicha efectividad es muy dudosa cuando se trata de colisiones con vehículos a motor que circulan a velocidades superiores a 30 km/h. Este tipo de colisiones son, como confirman los propios estudios de la DGT, la principal causa de accidentes ciclistas en las ciudades españolas.

La mortalidad ciclista por accidente en las ciudades españolas no es muy elevada, oscilando entre 10 y 15 fallecimientos al año (a efectos de comparación, el total de fallecidos por accidente de tráfico en zona urbana ascendió a 457 en el año 2.011). Esta mortalidad muestra una clara tendencia a la baja, pese al indudable aumento del uso de la bicicleta como alternativa de movilidad urbana en muchas ciudades. Esta tendencia a la baja muestra la efectividad de las medidas que ya se están tomando en muchas ciudades españolas para mejorar la seguridad del tráfico ciclista, como la implantación de redes de vías ciclistas y otras infraestructuras. También confirma el hecho de que, a mayor número de ciclistas, mayor seguridad, debido a la mayor visibilidad de la bicicleta y al hecho de que cada vez más conductores somos conscientes de la presencia de ciclistas en la vía pública, y nos respetan cada vez mas (entre otras razones porque muchos de ellos son también ciclistas).

No parece por tanto que la situación reclame una medida tan drástica como imponer la obligatoriedad del casco ciclista, lo que por otro lado podría tener efectos negativos sobre el fomento de la bicicleta como modo de transporte en las ciudades. Existen numerosos estudios que confirman este efecto, aparte del hecho significativo de que en ninguno de los países donde la bicicleta ha llegado a ocupar un lugar importante en la movilidad urbana es obligatorio el uso del casco para los ciclistas.

En particular, el impacto negativo de la obligatoriedad del uso del casco sobre los sistemas de bicicletas públicas es evidente. Y no debemos olvidar que dichos sistemas ocupan un lugar de primer orden en la estructura de la movilidad ciclista de muchas ciudades españolas como Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza etc..., con importantes porcentajes de uso sobre el número total de desplazamientos en bicicleta. El colapso de tales sistemas significaría un notable retroceso en el uso de la bicicleta en dichas ciudades, así como efectos negativos para su imagen exterior y la pérdida de una inversión en muchos casos elevada. 


Estimamos por tanto que los posibles efectos positivos de la imposición del uso del casco como medida paliativa de las peores consecuencias de los accidentes de tráfico que muy ocasionalmente sufren los ciclistas urbanos, podrían verse superados con creces por sus efectos negativos. Estos efectos negativos serían consecuencia del descenso del uso de la bicicleta y de su impacto sobre la salud pública (incremento de los índices de obesidad y de enfermedades coronarias), sobre la calidad del medio ambiente urbano y sobre la propia seguridad del tráfico en general. A este respecto no debemos olvidar que la bicicleta, por sus especiales características, es un vehículo potencialmente muy seguro tanto para el propio usuario como para los demás usuarios de la vía. Mucho más seguro que otros vehículos privados, como las motocicletas o el automóvil. En particular, un descenso en el uso de la bicicleta como consecuencia de la obligatoriedad del uso del casco ciclista, podría ir acompañado de un incremento paralelo del uso de motocicletas y ciclomotores, con las consecuencias negativas que cabe imaginar para la seguridad global de tráfico urbano. 

El Acuerdo ÚNICO trata de:

El Ayuntamiento de Llerena Insta a la Dirección General de Tráfico a que en el Proyecto de Reforma del Reglamento General de Circulación que está en fase de redacción, no incorpore la obligación de utilizar casco para circular en bicicleta por la ciudad.

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En el debate, mi defensa no fue suficiente, ya que los chicos del PP no quieren oponerse a sus jefes y dicen que es positivo, sin atender a las argumentaciones dadas votando en CONTRA (en Sevilla, por ejemplo, sí que se oponen). 



Pero lo que más llama la atención de los otros chicos del Psoe es que se ABSTIENEN, porque no lo tienen claro, aunque desde Madrid estén en contra y en tantas otras capitales  Les insisto en que reflexionen y que hay datos (caso de Australia) que desechan el uso obligatorio del casco, pues al imponerse baja el uso de la bici en ciudad, con lo que ello supone para el transporte.

Y NADA, su abstención (parece que van descubriendo esta opción parlamentaria) impide el éxito de la propuesta. Se ve que como no son usuarios habituales y son claramente influenciables, pues con ello tumban la Moción de I.U.


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Hay novedades en la lucha contra el casco obligatorio. Adjunto un artículo del blog de Ricardo Marques (ex-concejal de Sevilla y ciclista reconocido) sobre la nueva jugada parlamentaria al respecto. Lo adjunto:


lunes, 30 de septiembre de 2013

¿Sobrevivirá la coalición contra el casco ciclista obligatorio en ciudad?

A poco que reflexionemos, la situación ha dado un vuelco tras el verano. Y para peor

Antes del verano, y en parte por los propios errores de la DGT (empeñada en "colar" por vía reglamentaria una modificación de la Ley de Tráfico) teníamos un PP dividido, enfrentado a sus propios alcaldes, a la mayoría de los partidos parlamentarios, a los usuarios de la bicicleta, a los fabricantes, etc...

Todo ello, en buena parte, gracias al liderazgo de ConBici. Nos hemos reunido incansablemente con todos, tratando de llegar a un consenso. Nuestra campaña en los Ayuntamientos ha hecho salir a la luz la oposición de los alcaldes, muchos de ellos del PP. Y buena parte del éxito de todo ello se lo debemos a nuestra capacidad de contención, haciendo en todo momento propuestas que pudieran ser consensuadas por todos los miembros de la "coalición".

Tras el verano, la situación ha dado un vuelco. La propuesta de modificación del la Ley de Tráfico ha permitido al Ministerio salvar al dificultad formal citada mas arriba. Además, ha sido un espaldarazo a María Seguí y su equipo (y en el PP estas muestras de "autoridad" son muy valoradas). Además, ha servido para neutralizar en buena medida la oposición de los alcaldes (del PP y no solo del PP), muchos de ellos satisfechos, en principio, con que el casco obligatorio lo sea "solo" para "menores" de 18 años. Además, ha servido para crear división entre los partidos que se oponían al casco obligatorio en ciudad, muchos de los cuales han manifestado ya estar dispuestos a admitir una "rebaja" de la edad a la que éste sería obligatorio.

Y todo esto a coste prácticamente cero, ya que el proyecto de ley, en el fondo, da carta blanca a la DGT para hacer lo que quiera en este punto, al admitir que por vía reglamentaria se pueda aumentar (¡Pero no disminuir!) la edad mínima a la que el casco sería obligatorio.

Así que ha bastado esta jugada, hay que reconocer que hábil, del Ministerio, para que hayamos pasado a una situación casi opuesta a la que se daba antes del verano: Un PP unido y, frente a él, los restos de una "coalición" en la que unos piden una cosa y otros otra: que se rebaje la edad de 18 años, que no se ponga casco obligatorio en ciudad a ninguna edad, que sea abolida la obligatoriedad del casco también en carretera...

Y, lo que es peor, que pese a los esfuerzos de los portavoces de ConBici y Ciclojuristas en el Congreso, el debate sobre la edad centre toda la discusión cuando, como ya hemos explicado, se trata de una añagaza para ocultar el verdadero propósito de dar carta blanca a la DGT para poner el casco obligatoria a cualquier edad.

¿Sobrevivirá la "coalición anti-casco obligatorio en ciudad" y será capaz de hacer frente a esta nueva situación? Sólo si, entre todos, retomamos la senda del consenso interno y somos capaces de hacer propuestas que nos vuelvan a unir a todos: alcaldes, congresistas sensatos de todos los partidos, usuarios, fabricantes...

No es imposible, entre otras cosas porque la DGT y el Ministerio han vuelto a cometer un error imperdonable: hacer un Proyecto de Ley engañoso, que en la práctica no les compromete a nada. Por eso, nuestro objetivo (casco no obligatorio en ciudad) no debe cambiar. Sólo debemos completarlo con la exigencia de que cualquier cambio normativo relativo a la obligatoriedad del casco ciclista debe seguir siendo una potestad del Congreso de los Diputados y no de la DGT. Si esto no fuera así, ¿Qué sentido tendría que estemos tratando el tema la Comisión de Seguridad Vial del Congreso? 

Ya veremos en qué queda la cosa.

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