miércoles, 29 de diciembre de 2010

AGRICULTURA Y GANADERÍA, BASES DE NUESTRA ECONOMÍA

La crisis agraria ya sabemos que es endémica en nuestra tierra extremeña, por el clima, por la relativa calidad de la tierra, por las explotaciones tradicionales, por los mercados soberbios, por la Administración que no acompaña con los precios de productos indicadores para el PIB, por la desprofesionalización agraria, por la economía mundial y el libre mercado (que conlleva una desprotección indirecta y engañosa), ...y por tantas causas.
Lamento mantener la realidad de este artículo publicado en la Revista de Ferias de Azuaga en 2008, pero desgraciadamente así es y en poco ha cambiado la situación a mejor, baste observar, ahora en diciembre de 2010, el incremento de los combustibles, la carestía de materias primas para la agricultura y ganadería ("inputs" agrarios), el descenso de la rentabilidad de las explotaciones, etc. Por eso lo añado ahora, por su terrible actualidad.

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La agricultura y la ganadería en nuestra zona siguen siendo, a pesar de los grandes esfuerzos realizados por algunas instituciones en los últimos años para impulsar los servicios y la industria, “los pilares de la tierra”, o nuestros pilares. Como es lo que tenemos seguro y lo sabemos hacer bien, considero que hay que seguir fortaleciéndolos, a pesar del momento de crisis agraria, financiera y energética que estamos pasando, y pasaremos.

Pero esta crisis no es cualquier cosa, pues viéndose ya mascar esa abundancia inversora y presupuestaria por particulares, empresas e instituciones, no parece que de las premoniciones bíblicas hayamos aprendido mucho. Por el contrario, la bonanza económica familiar (si es que la hubo) y de las empresas agrarias e industrias deviene en un frenazo y parón muy preocupantes.

Desde luego un factor primordial ha sido la subida del crudo de petróleo que, sólo durante los últimos doce meses anteriores a este de junio de 2008, ha pasado de 70 a 130 $/barril. Para colmo los países productores dicen no encarecerlo apenas y sí aumentar la producción, por lo que sólo es achacable a la especulación de los intermediarios. Otra clave, sin duda, es la perspectiva de progreso de países emergentes como India, China, Irán, Brasil… todos muy poblados y que como ya les toca su desarrollo demandan materias primas sin límites.

Pero es que desde el pasado verano ya se veía el gran repunte de los granos para alimentación, cosa inimaginable en el sector que siempre ha soportado unos ingresos en el margen de su rentabilidad, sólo superables gracias a las ayudas comunitarias. Un espejismo económico. Al mismo tiempo la ganadería, tanto la ovina ayudada por el desastre de la lengua azul, como la porcina por la sobreproducción nacional y la tardanza en disposiciones legales con criterios de calidad y de origen, agravada por los precios de los piensos, se ha hundido literalmente. Ello sin que se observen visos de solución a medio plazo.

Son necesarias nuevas variedades de cereal en la Campiña Sur resistentes, por ejemplo, al mosquito de los cereales

Así las cosas, ¿es pensable un marco visible para 2013 sin ayudas al sector agrario en nuestras poblaciones?, y, ¿es justa la modulación a los productores por igual, cuando los márgenes económicos de las pequeñas explotaciones y el empleo generado es tan desigual?. Hay opiniones para todos los gustos. Lo que sí está claro es que la idealización de las políticas agrarias realizadas por nuestros burócratas europeos está por los suelos (peor que el laissez faire de los tiempos de la Ilustración). Primero con las cuotas de leche, castigados los ganaderos por los errores estadísticos; luego con la persecutoria de los barbechos y retiradas a los agricultores; siguiendo por las limitaciones a siembras de determinados cultivos…; y, finalmente ahora, todos sorprendidos porque el desabastecimiento mundial –y europeo- está a la vuelta de la esquina y se insta a sembrar mucho más en un anunciado contexto o “chequeo médico de la PAC” que, por otra parte, no es más que un nuevo proceso de liberalización y desregulación. La desvinculación de las ayudas públicas al hecho de producir –o desacoplamiento- se va generalizando con lo que el mantenimiento de la actividad agraria peligra, pues desincentiva, acomoda y obnubila a los agricultores; es decir, pierden su condición de artesanos de la producción de alimentos y ganados.

Cultivo de olivar viejo con zonas de pies nuevos y siguiendo los niveles naturales

Hay que recordar que las importaciones de granos y alimentos están controladas por multinacionales por lo que no son una solución buena. Y aquí los grandes perdedores son los de siempre, porque sobre todo en la economía y la alimentación de los países más pobres se ven inalcanzables los precios de arroz, trigo y maíz, incluso para poderlos sembrar. Desde luego un orden mundial caótico.

Pero en este contexto de carestía energética los precios de los productos básicos (gas-oil, fertilizantes, piensos, fitosanitarios…) se han disparado y pondrán en riesgo incluso para cubrir costes de producción a corto plazo, con lo que nuestra economía comarcal se verá de nuevo afectada. Desde luego no es fácil reconvertir o intensificar explotaciones, por lo menos las pequeñas y medianas porque, en cambio, las grandes están más estructuradas, modernizadas y capitalizadas, o sean que pueden aguantar... De hecho, en nuestros ayuntamientos raro es el mes en que no se dan licencias para nuevas granjas porcinas ya autorizadas por la Consejería, pero parece que ahora estas inversiones difícilmente se podrán llevar a cabo.

Las soluciones no son fáciles desde luego, pero todas deben ser bienvenidas, desde la información a los consumidores de buenas prácticas alimentarias fomentando nuestros productos de origen y calidad,  como el aceite de oliva y carnes autóctonas, pasando por la promoción y defensa de las producciones propias, hasta el fomento de nuevos sectores como los de biomasa, o la mejora de nuestros campos y espacios adehesados que mantienen nuestros paisajes de identidad y albergan unas cabañas ganaderas de calidad.


Parcelario con girasol junto al cruce de la Vía Estrecha con la CN-432, justo en el nudo oeste de Azuaga con la futura autovía.


Junio de 2008

Juan E. Mena Cabezas
Biólogo e Ing. Técnico Agrícola

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