viernes, 24 de diciembre de 2010

Energía y Medio Ambiente. Retos para las nuevas edificaciones y la agricultura.

En este artículo, publicado en las Revistas de las Fiestas del verano de 2006 en Reina y en Llerena, trato de acercarme a las nuevas iniciativas de implantación de energías limpias, baratas, sostenibles y "democráticas". Este último apelativo viene a la sazón de que pueden acogerse pequeños ahorradores en esta tecnología fotovoltaica, donde los pequeños ahorradores pueden participar en estos proyectos con escasos o medianos recursos económicos, de forma coordinada y agrupados bajo un buen proyecto.
Esto es lo que ocurrió -muy minoritariamente- en la planta solar de OYPA en Llerena, donde por fin se instalaron 0,475 Mw de potencia junto al cementerio, proyecto en el que abundaron los problemas y trámites administrativos.

Al final, los pequeños ahorradores se contaron con los dedos de las manos, a pesar del amplio impulso inicial de la iniciativa (con buena e interesante puesta de largo) pero, que a la hora de la verdad, los vecinos dijeron que sus dineros no salían de los bancos y que Dios amparara el proyecto. Al final, el promotor tuvo que ingeniárselas y buescar un inversor (holandés para más señas) que hizo viable el proyecto y por fin se consumó satisfactoriamente la iniciativa.

Enhorabuena por el proyecto.

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Recientes noticias sobre algunas inversiones filatélicas, dudosas en su legalidad y ancladas con pies de barro en cuanto a su rentabilidad, han creado un estado de inseguridad y alarma social evidentes.
Hace muchos años que se viene demandando la diversificación en las fuentes de energía que, hasta la actual e incierta crisis del petróleo -que anda por las nubes-, no ha hecho temblar las estructuras financieras de los estados occidentales y, en particular, de la Unión Europea.
Puede decirse que hasta ahora no se ha tomado en serio esta diversificación necesaria, lógica y posible. Necesaria, porque la dependencia de las fuentes de energía fósiles ha sido un disparate. Lógica, porque la energía solar se nos derrama por doquier en nuestras latitudes. Y posible, porque las tecnologías estaban más que a punto, pendientes de un pistoletazo de salida, que por fin llegó.
Además, al menos para las energías solar fotovoltaica, solar térmica y de biocombustibles, adquiere una nueva dimensión: su democratización, ya que pueden realizarse con agrupaciones de inversores o por decisión personal. Las grandes empresas, aunque seguirán concentrando capital y poder energético, no pueden impedir estas iniciativas particulares tan deseadas por una población cada vez más concienciada en el cambio climático, los excesos por la quema continua del CO2 y, por supuesto, los costes energéticos.
Era hora de que lo ambientalmente deseable y lo ecológicamente necesario estuviera apoyado por los poderes y las instituciones públicas.
Ya es posible invertir en algo más que en el ladrillo con riesgo de burbuja, o en empresas sucias por los recursos y materias primas que frecuentemente manejan, o insolidarias en el empleo de mano de obra allende los mares, para poder asegurar unos ahorros futuros. La Bolsa, concentradora y gestionadora de capital económico, también puede evitarse.
La energía solar alcanza una rentabilidad entre 8-10% anual –ésto en serio y sin estructuras piramidales poco fiables- y, además, garantizada por la UE durante 25 años. Cualquier ahorrador puede aportar una cantidad del 20-25% de la inversión total y financiar el resto, pues tiene asegurados unos beneficios netos en torno al décimo año.
Las disposiciones comunitarias ya están convencidas, y aquí el Decreto estatal 436/2004 asegura la compra de forma obligada por parte de los monopolios y grandes empresas distribuidoras (en nuestro caso  Endesa) de lo generado por los particulares y productores en general. Esto sin alterar el paisaje de nuestras sierras a costa de las escasas migajas que dicen asegurar los molinos de viento.
Lo que cuento es posible, incluso en nuestra comarca, pero hay que ser sensible con el medio ambiente. Felicito desde aquí la iniciativa de OYPA SOLAR, empeñada en sacar un proyecto adelante de Parque Solar Fotovoltaico de Llerena, en la Carretera de los Labradores… con las trabas de todo tipo –digo bien- que se ha encontrado en el camino.
La foto adjunta es muy elocuente y arroja participación, ilusión en la modernidad y seguridad en la inversión.


Pero hay más aún. Sin duda es una época interesante ésta que nos toca vivir. Me refiero a los cambios estructurales y conceptuales en la construcción y en la agricultura. Por fin se avecina un giro en busca de la sostenibilidad ambiental, aunque sea por ley, demandado hace décadas por los movimientos y entidades ecologistas.
Ya no será posible, gracias a las nuevas disposiciones sobre la edificación y el uso de la energía, construir sin la variable energética integrada en el proyecto y la promoción. Hay que aportar una lógica ausente hasta ahora: colaborar en el ahorro energético, produciéndola directamente. Lo que empezó de forma obligada en los nuevos edificios e instalaciones públicas –faltaría más-, va a generalizarse al sector privado.
Por otra parte, casi todos los países desarrollados están optando por la potenciación de biocombustibles sólidos y líquidos. Basta de incinerar la basura doméstica con el pretexto energético. Ésta es para reciclar sus componentes, no para quemarla. En nuestro país los pasos son muy cautos y escasos. Pero hay excepciones. Una cooperativa de Olmedo (Valladolid) lleva a cabo una inversión de 50 Mill €  en planta de biodiésel, para transformar 165 miles de Tn de semillas de colza y girasol. De ellas se obtendrán 66 para biocarburantes, además de 95 de harinas pienso y el resto de glicerinas, ácidos grasos…Todo un ejemplo que cuenta con los informes medioambientales, económicos y sociales favorables.

En fin, las perspectivas agrarias no son para entusiasmar y conoceremos cambios drásticos en la forma de cultivar y gestionar los campos…
Por esto hay que montarse al carro, pues como decía una canción de las giras , ¡…y quien que no tenga novio/a que vaya andando...!

Juan E. Mena Cabezas (Biólogo e Ing. Agrícola)

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